Arquitectura Española.
La arquitectura en España se entiende como aquella localizada en todo el territorio que posee España. Antes de la llegada de los romanos, existen vestigios de arquitectura al modelo de la Mediterránea y del Norte de Europa.
El primer desarrollo arquitectónico importante se da con la entrada en del Imperio Romano en la Península Ibérica, dejando grandes obras en el territorio peninsular.
Arquitectura prehistórica:
Durante la Edad de Piedra el megalito más extendido en la Península Ibérica era el dolmen. Los planos de estas cámaras funerarias solían ser seudocírculos o trapezoides, formados por enormes piedras hincadas en el suelo y otras que las cubrían, formando un techo. Según iba evolucionando la tipología, apareció una entrada en corredor llamada dromos, que gradualmente fue tomando importancia hasta ser tan ancho como la cámara.
En la Edad de Bronce, los ejemplos mejor conservados están en las Islas Baleares, donde aparecen tres tipos de construcciones: la taula, en forma de T, el talayot y la naveta. Los talayots eran torres de defensa troncocónicas o troncopiramidales. Solían tener un pilar central. Las navetas eran construcciones realizadas con grandes piedras y su forma era similar a los cascos de los barcos.
La naveta des Tudons, en la isla de Menorca.
La cultura castreña, surgida en el norte y centro peninsular y relacionada directa o indirectamente con los pueblos celtas, desarrolló unas construcciones características llamadas castros. Son pueblos amurallados, habitualmente situados en lo alto de una colina o un monte. Existen asentamientos castreños a lo largo de toda la región cantábrica y en la meseta. Abundan especialmente en el valle del Duero y en Galicia.
Las casas en los castros tienen de unos 3,5 a 5 m de longitud y son generalmente circulares, existiendo algunas rectangulares, de piedra y con techos de paja, con una columna central. Sus calles eran generalmente regulares, sugiriendo algún tipo de organización central.
Castro de Baroña, en Galicia.
Época romana:
La conquista romana de Hispania, comenzada en el 218 a. C., supuso una romanización casi completa de la Península Ibérica. La cultura romana fue asumida profundamente por la población: antiguos campamentos militares y asentamientos iberos, fenicios y griegos fueron transformados en grandes ciudades, unidas por una compleja red de carreteras. El desarrollo de la construcción incluye algunos monumentos de calidad comparable a los de la capital, Roma.
La ingeniería civil está representada en imponentes construcciones, como el Acueducto de Segovia, en faros, como La Torre de Hércules, y en puentes. Las construcciones civiles se vieron impulsadas sobre todo bajo el emperador Trajano.
La arquitectura lúdica está representada por edificios como teatros, anfiteatros y circos. La arquitectura religiosa también se extendió por la península, en templos. Se construían además monumentos funerarios, y arcos de triunfo.
Torre de Hércules, en la época romana.
Arquitectura prerrománica:
Corresponde al arte cristiano tras la antigüedad clásica y antes del arte románico. Cubre realizaciones artísticas muy diversas, puesto que fueron realizadas en siglos distintos y por culturas diferentes. El territorio español tiene una gran variedad en arquitectura prerrománica.
·Arquitectura Visigoda.
en esta época se sigue básicamente la tradición paleocristiana en la arquitectura religiosa. Como edificios más representativos pueden relacionarse los siguientes:
Iglesia de Santa Comba de Bande, en Ourense.
·Arquitectura Asturiana.
El prerrománico asturiano es un estilo singular, que, combinando elementos de otros estilos, como el visigodo y las tradiciones locales, creó y desarrolló su propia personalidad y características, alcanzando un notable nivel de refinamiento, no sólo en cuanto a la construcción, sino también en cuanto a estética.
Fue principalmente una arquitectura de la corte y se distinguen cinco etapas: primer periodo (737–791) desde el reino de Favila al de Bermudo I de Asturias. El segundo periodo incluye los reinos de Alfonso II de Asturias (791–842), entrando en una etapa de definición estilística. Estos dos periodos se incluyen dentro del llamado prerramirense. El tercer periodo comprende los reinos de Ramiro I (842–850) y Ordoño I (850–866). Es el llamado ramirense y es considerado como la culminación de este estilo, y algunos autores han señalado una inexplicable influencia siria en la ornamentación. Un cuarto periodo se extiende durante el reinado de Alfonso III (866–910), en la que se detecta la llegada de una fuerte influencia mozárabe a la arquitectura asturiana, expandiéndose el uso del arco de herradura. Una quinta y última etapa coincide con el traslado de la corte a León, con lo que deja de hablarse propiamente de Reino de Asturias, prefiriéndose el término Reino de León. El prerrománico entra en la fase que puede denominarse arte de repoblación.
Monasterio de San Martín de Salas
·Arquitectura Mozárabe.
La arquitectura mozárabe fue llevada a cabo por los mozárabes, cristianos que vivían en la España musulmana desde la invasión árabe (711) hasta finales del siglo XI, y que mantuvieron su personalidad diferenciada también frente a los cristianos de los reinos del norte, a los que fueron emigrando en oleadas sucesivas o siendo incorporados por la Reconquista.
La ermita de San Baudelio de Berlanga presenta una tipología inédita, incluyendo en su planta rectangular una tribuna sobre una pequeña sala hipóstila, a la manera de las mezquitas, y siendo sustentada su cubierta por un único pilar central con forma de palmera. Tanto dicho pilar como los muros interiores están profusamente decorados con frescos representando escenas de caza y animales exóticos. Se puede establecer cierta conexión tipológica como templo iniciático, ya en época románica.
·Arquitectura de Repoblación.
Entre finales del siglo IX y comienzos del siglo XI se desarrolla en los reinos cristianos del norte una evolución del prerrománico que tradicionalmente se ha atribuido a la influencia mozárabe, aunque en la actualidad ésta se han puesto en discusión y se prefiere considerarla como una tercera fase del prerrománico, tras el visigodo y el asturiano. Históricamente coincide con la repoblación de la Meseta del Duero y la cabecera del Ebro.
Iglesia de Arroyuelos, en Cantabria
Arquitectura de al-Ándalus:
Califato de Córdoba:
La conquista musulmana de Hispania por las tropas de Musa ibn Nusair y Táriq ibn Ziyad y la caída de la dinastía Omeya de Damasco, llevaron a la creación por Abderramán I, el único príncipe superviviente que escapó de los abbasí, de un Emirato independiente con capital en Córdoba. La ciudad se convertiría en la capital cultural de occidente de 750 a 1009.La arquitectura construida en al-Ándalus bajo los omeyas evolucionó a partir de la de Damasco, con añadidos estéticos locales: el arco de herradura, distintivo de la arquitectura hispano-árabe, fue tomada de los visigodos. Arquitectos, artistas y artesanos llegaron desde oriente para construir ciudades como Medina Azahara, cuyo esplendor no podía ni imaginarse en los reinos europeos contemporáneos.
La construcción más importante de los Omeyas en Córdoba fue la Mezquita de Córdoba.
Mezquita de Córdoba, vista interior
Reinos de Taifas:
on la desaparición del Califato, el territorio se vio dividido en pequeños reinos llamados taifas. La recesión se manifestó en las técnicas de construcción y en los materiales empleados, aunque no en la profusión de la ornamentación. Los arcos polilobulados fueron multiplicados y adelgazados y todos los elementos califales fueron exagerados. Algunos magníficos ejemplos de la arquitectura taifal han llegado hasta nuestros días, como el Palacio de la Aljafería en Zaragoza.
Palacio de la Aljarería, en Zaragoza.
Almorávides y Almohades:
Los almorávides irrumpieron desde el norte de África en Al-Ándalus en 1086 y unificaron los reinos taifas bajo su poder. Desarrollaron su propia arquitectura, pero es muy poco lo que ha sobrevivido, ya que la siguiente invasión, la de los almohades, impuso un islamismo ultraortodoxo y destruyó prácticamente todos los edificios almorávides importantes, junto con Medina Azahara y otras construcciones califales.
La arquitectura almohade es extremadamente sobria y desnuda. Emplearon el ladrillo como principal material de construcción. Prácticamente la única decoración empleada, la sebka, eran rejillas de rombos realizados con ladrillo. También emplearon la palma como decoración, pero no era más que una simplificación de la más ornamentada palma almorávide. Con el paso del tiempo, el arte almohade se fue haciendo ligeramente más decorativo.
El elemento mejor conocido de la arquitectura almohade es La Giralda.
La Giralda, en Sevilla
Arquitectura Nazarí del reino de Granada:
La arquitectura producida por los nazarís iba a ser una de las más ricas del Islam. Fue heredera de los otros estilos musulmanes de Al-Ándalus, que los nazarís combinaron, y del estrecho contacto con los reinos cristianos del norte. Los elementos de la ornamentación y estructurales fueron tomados de la arquitectura cordobesa (arcos de herradura), de los almohades (sebka y palma), pero también de creación propia, como los capiteles prismáticos y cilíndricos y arcos de mocárabe, en una alegre combinación de espacios interiores y exteriores, de jardines y arquitectura, pensados para agradar a todos los sentidos, empleando materiales humildes, logrando un resultado estético lleno de complejidad y es desconcertante para el espectador.
La Alhambra de Granada.
Arquitectura Mudéjar:
La arquitectura realizada por los musulmanes que permanecieron en territorio cristiano y que no se convirtieron es llamado estilo mudéjar. Se desarrolló principalmente del siglo XII al XVI con fuertes influencias del gusto y arte árabe, pero adaptado al gusto de los señores cristianos. Por ello, el mudéjar es apenas un estilo puro: se combina frecuentemente técnicas y lenguaje artístico con otros estilos dependiendo del momento histórico. El estilo mudéjar es una simbiosis de técnicas y formas de entender la arquitectura, resultado de la convivencia de las culturas musulmana, judía y cristiana. Emergió como un estilo arquitectónico en el siglo XII.
Torre de San Martín, en Teruel.
Arquitectura Románica:
El románico de desarrolló inicialmente en los siglos X y XI, anterior a la influencia de Cluny, en los Pirineos catalanes y aragoneses, simultáneamente con el norte de Italia, en lo que se ha llamado «primer románico» o «románico lombardo». Es un estilo muy primitivo, cuyas características son paredes gruesas, falta de escultura y la presencia de ornamentación rítmica con arcos, tipificada en las iglesias del valle de Bohí y los monasterios de San Pedro de Roda y Santa María de Ripoll.
Claustro del monasterio de Santo Domigo de Silos, en Burgos.
Arquitectura Gótica:
El estilo gótico comenzó en España debido a la creciente comunicación de Europa central y del norte durante el siglo XII, cuando el románico tardío alternaba con un estilo de transición como es la arquitectura cisterciense y con algunas expresiones de gótico puro, como la Catedral de Ávila; ésta y la de Cuenca son las más tempranas del estilo. El gótico pleno llega con toda su fuerza a través del Camino de Santiago en el siglo XIII, con la creación de algunas de las más puras catedrales góticas, de influencia francesa: las catedrales de Burgos, León y Toledo.
Posteriormente al siglo XIII, el estilo se extiende con creativas variantes locales como el gótico levantino y el gótico isabelino. El gótico levantino, que florece en el siglo XIV, está caracterizado por sus logros estructurales y la unificación del espacio, siendo sus obras maestras la Catedral de Palma de Mallorca, la Lonja de la Seda de Valencia y la Iglesia de Santa María del Mar de Barcelona. Guillermo Bofill realizará en la catedral de Geronaun extraordinario atrevimiento al unificar las tres naves de la cabecera en una sola de extraordinaria amplitud.
Catedral de León.
Arquitectura del Renacimiento:
En España, el Renacimiento comenzó unido a las formas góticas en las últimas décadas del siglo XV. El estilo comenzó a extenderse sobre todo a manos de arquitectos locales: es la razón de un estilo renacentista específicamente español, que reunió la influencia de la arquitectura del sur de Italia, a veces proveniente de libros ilustrados y pinturas, con la tradición gótica y la idiosincrasia local. El nuevo estilo se llama plateresco, debido a las fachadas decoradas en exceso, que recuerdan a los intrincados trabajos de los plateros. Órdenes clásicas y motivos de candeleros (candelieri) se combinan con libertad en conjuntos simétricos.
Según pasaban las décadas, la influencia gótica decae y la búsqueda de un clasicismo ortodoxo alcanzó niveles muy altos. Aunque el plateresco es un término usado habitualmente para definir a la mayoría de la producción arquitectónica de finales del siglo XV y primera mitad del siglo XVI, algunos arquitectos adquirieron un gusto más sobrio, como Diego de Siloé, Rodrigo Gil de Hontañón y Gaspar de Vega. Ejemplos de plateresco son las fachadas de la Universidad de Salamanca y del Hostal San Marcos de León.
La cumbre del renacimiento español está representado por el Real Monasterio de El Escorial, realizado por Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, en el que una inicial adherencia excesiva al arte de la antigua Roma fue superado por un estilo extremadamente sobrio.
Monasterio de El Escorial, en Madrid.
Arquitectura Barroca:
Cuando las influencias barrocas italianas llegaron a España, gradualmente sustituyeron en el gusto popular al sobrio gusto clasicista que había estado de moda desde el siglo XVI. Tan pronto como en 1667, las fachadas de la Catedral de Granada de Alonso Cano y la de Jaén de Eufrasio López de Rojas indican la facilidad de su interpretación a la manera barroca de los motivos tradicionales de las catedrales españolas.
El barroco local mantiene raíces en Herrera y en la construcción tradicional en ladrillo, desarrollada en Madrid a lo largo del siglo XVII